viernes, 3 de octubre de 2008

Muerte a Aldo Swarandnuggets

Sala de musculación de la residencia del Gobernador de Cafilornia, 6:45 A.M. Aldo Swarandnuggets realiza la tercera serie de mantenimiento de tríceps, cuando, de repente, me descubre observándole disfrazada de empleado de la limpieza. La interrupción lo enfurece porque “había dado instrucciones de que el gimnasio se limpiara antes de las 6”. Mi escoba responde dando un latigazo contra el suelo. Me quito la peluca y dejo caer la bata. Cuento en número de pesas que penden sobre su cabeza, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve… Mister Universo aún es capaz de levantar más de cien kilos. Él permanece tumbado en la máquina de tríceps, los pechos ahora desinflados:

—Oh, my god, you killed Penny! You bastard!

—The killer left no traces.

—I know you, liar! You are the crazy baby… For God’s shake! You write this blooody blog… Yess… Penny suffered a lot, as they said in the news. He should, before he commits suicide by eating his tongue. Well done baby! North Park is democratic bullshit, anyway…

Swarandnuggets quiere saber si estoy aquí por la prohibición de la marihuana en el Estado de Cafilornia, o tal vez por negarle el indulto al anciano Allen sosteniendo que “la pena capital debe cumplirse sin restricciones”. La siguiente posibilidad es que se trata de una venganza por la oposición de su partido al matrimonio entre personas del mismo sexo:

—’cause you are one of those f*ckin’ lesbians, don’t you? You are not sons of God. Let me show you something about men, sweetie. Do you wanna look at it? C’mon, you will change your mind about sex…

Le muestro un periódico de 2007. El artículo menciona aquellas declaraciones en las que instaba a los mexicanos a dejar de ver la televisión en español. Es hora de responder por aquello, y también por su papel inolvidable en Panoli de Guardería. Él sonríe sin soltar la barra de ejercicios, como quien sostiene la sartén por el mango:

—You know you can’t, sweetie. You are fu*ked ’cause you follow some kinda…

—Code.

—Right. I am the Governor of Cafilornia. According your own “courtesy rules”, you…

—Right, I never kill politicians.

Swarandnuggets siente un chasquido sobre su cabeza. Creo que espera que le diga que las reglas están hechas para romperlas. Pero las reglas están hechas para respetarlas.

—Turn me on big boy, look at the camera.

Swarandnuggets mira hacia arriba, como Damocles. El cable de la máquina de tríceps ha sido adelgazado con una lima de uñas, y la última hebra cede con un sonido de cuerda de guitarra. Swarandnuggets grita. Un grito de los buenos, como en Total Recoll. Cien kilos de pesas de acero y su cabeza estalla ante mis ojos como una sandía.

Echo un vistazo, por curiosidad, dentro del calzoncillo. El tamaño de su erección refleja no me hace cambiar de idea. Pero, que me aspen, su cuello sin cabeza sí que me pone cachonda.